Plan de imagen para Pymes
Una empresa pequeña que desea emprende run plan de imagen debe definir varios aspectos; en primer lugar objetivos a corto, mediano y largo plazo; tipos de productos a ofertar y el potencial público objetivo que esté dispuesto a adquirirlo. Luego de eso, la campaña cae sola, se busca que herramientas son las adecuadas para convencer...
Desarrollar un plan de imagen requiere tiempo. En primer lugar la empresa debe responder a las siguientes preguntas: ¿Quièn soy y a dónde deseo llegar? Dichas preguntas no son exitenciales, ni requieren un análisis teológico; necesita reuniones grupales, discusiones, planteamiento de ideas, indagaciones históricas, en los trabajadores y en los consumidores. Los resultados son determinantes, ya que serán el punto en torno al cual girará el futuro plan de imagen institucional.
El éxito de una Pyme radica en la imagen que proyecta. Para lograr este objetivo, es necesario la elaboración de un plan de imagen. Su planteamiento no requiere grandes inversiones, sólo necesita mucha creatividad y dedicación. Los resultados harán la diferencia, la empresa adquirirá prestigio y los consumidores se convierten en acólitos de lo que ofrece.
En muchas ocasiones los resultados de esta indagación son sorprendentes. La empresa, como un psicópata, puede tener personalidad múltiple (más de dos logotipos, ofrece varios servicios y bienes); en otros casos, la empresa descubre una personalidad otorgada por los consumidores; asimismo, la imagen puede estar basada en los gustos y preferencias del dueño; también puede estar basada en un trabajador; en el servicio o en un producto emblemático.
En segundo lugar, la empresa debe conocer a su consumidor, si no lo hace la empresa será como el niño ciego que arroja alimento para aves a cocodrilos; o será el abuelito que arroja pedacitos de lata a las aves. Por ello, para tener un buen enfoque, es necesario conocer al consumidor, cuántos años tiene, cuántos son hombres y cuántos son mujeres; dónde radica, cuál es su nivel educativo, cuáles son sus gustos y preferencias, qué lugares frecuenta, cuál es su ingreso económico mensual y dónde tuvieron su primer encuentro (consumidor- producto).
No importa si los resultados son descabellados, buenos o malos, lo importante es reconocer que existen y que estamos dispuestos a corregirlos o potenciarlos.
¿De qué pie cojeas?
Luego de esclarecer el primer punto, es necesario saber cuáles son las fortalezas y debilidades de la empresa. Hacerlo sin restricciones y prejuicios; sin vendas en los ojos y estimulando al resto a plantear diferentes enfoques de los mismos.
Si bien es cierto que los resultados de esta indagación son subjetivos; debe existir un líder capaz de separar e interpretar coherentemente los resultados y establecer una lista muy objetiva de lo analizado. Esto no quiere decir que se deben descartar las respuestas subjetivas; al contrario, este tipo de resultados pueden dar muchas luces de las debilidades de la empresa. Un ejemplo de ello, es la percepción que puede tener el consumidor con respecto al producto o al servicio; él puede decir que el color del empaque es muy tétrico, los meseros no son cordiales, el logotipo no es serio, etc. Para el estratega, estas respuestas son conocidas, tienen una base teórica y son objetivamente ricas.
Por otro lado, el trabajador también puede enumeraar las fortalezas de una empresa. Se mostrará un poco más reacio en mencionar las debilidades; sin embargo, estará completamente disponible a detallar las fortalezas de la empresa. En este caso, el estratega debe convencer al trabajador, ya que los resultados serán determinantes para corregir errores y para facilitar el proceso.
La propuesta y qué hacer con ella
Con los resultados en la mano, el estratega deberá analizar las conclusiones y presentar un plan de imagen a la empresa. Èsta debe ser redactada de forma similar a un artículo periodístico (lo más importante al inicio y los detalles al final). Cabe destacar que las conclusiones deben estar basadas en un focus group; de lo contrario, no habría sustento del mismo.
Según sea el caso, el estratega debe incluir una nueva imagen para la empresa a través de:
- Un nuevo concepto para el uso de los colores institucionales;
- Nuevas políticas de comunicación internas y externas;
- Un nuevo diseño para la marca;
- Parámetros para la atención al público;
- Formato para los comunicados, notas de prensa, etc
- Un nuevo uniforme para los trabajadores,
- Un nuevo diseño para la página web y una propuesta teórica que ayude a crear misticismo en la empresa.
- Un nuevo esquema de comunicación con el público objetivo a través de:
- Redes sociales
- Promociones
- Publicidad
- Web 2.0
Por otro lado, deberá sugerir cómo deben comunicarse las ideas, el tipo de lenguaje, los medios de comunicación, la iconografía escencial, el slogan y otros elementos más que ayuden a posicionar la imagen de la empresa. En esta etapa, es necesaria la participación de diseñadores gráficos profesionales, que ayuden a conceptualizar la idea central.